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- Creado en Viernes, 01 Diciembre 2017 07:06
Angelines Torres Mi experiencia en Kenya…
He estado en Kenya en dos ocasiones. La primera fue en el 2005, acompañando a mi hermano Carlos y Marta. La segunda en 2014, viajando con Moses y Victorio.
En 2005, el SIDA era el grave problema que requería atención urgente y la realidad clamaba al cielo. Enfermos graves que compartían la misma cama, ¡hasta 4 niños en una cama! En los pasillos, camillas con enfermos moribundos porque no había otro lugar. La toma de muestras y reuniones con los enfermos, para informarles sobre cómo tenían que tomar los medicamentos, se realizaba en una sala pequeña abarrotada de gente. En el Laboratorio ya se habían implantado las técnicas más urgentes e importantes, aunque todavía faltaban muchas más. El personal sanitario que allí trabajaba, estaba ilusionado con el proyecto; anhelaban aprender y ayudar.
Había que realizar un trabajo social difícil y lento: liberar a la población del estigma que generaba el SIDA, similar a la lepra en otros tiempos.
Conocí al grupo de abuelas que cuidan de sus huérfanos nietos. Tenían pequeños proyectos criando cabras, tejiendo bolsos y compartiendo sus problemas y necesidades. Otro grupo, el de mujeres que estaban abandonando la prostitución hacían trabajos manuales, artesanía, que luego vendían para conseguir una economía y salir de la prostitución.
En 2014 la transformación que encontré fue sorprendente. El Sida estaba controlado y había disminuido espectacularmente, el Hospital había mejorado y desarrollaban múltiples atenciones y programas de salud más avanzados con personal sanitario bien formado, medios y recursos al alcance, atención integral a los enfermos y una gran transformación social en ese ámbito. Pero la pobreza seguía generando los problemas que conlleva esa realidad: falta de alimentos, agua potable, educación, condiciones sanitarias saludables, etc. ¡La tarea continúa!
Admiro la resistencia y resiliencia que tiene el pueblo afro. Mucho tenemos que aprender de ellos y, sobre todo, ante la realidad que viven me pregunto, ¿tenemos que seguir exigiendo, desde los países desarrollados, más y más mejoras y atenciones?, ¿no nos urge levantar y cambiar la realidad que viven en la mayor parte del mundo para acabar con esa escandalosa desigualdad?
Este proyecto, brinda oportunidades a muchos colectivos y, gracias a Dios, todos podemos poner nuestro “granito de arena”
Termino con algunas frases:
“Comienza haciendo lo necesario, luego haz lo posible y terminarás haciendo lo imposible”
“Lo que no se haga aquí y ahora, no crea otro estado de mundo”
Gracias al empeño, profunda convicción y generosidad de los que iniciaron esta andadura y la mantienen, se ha hecho realidad que “gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”
¡¡¡Sigamos adelante!!!